El teatro de seguridad es la práctica de organizaciones o equipos de seguridad que implementan medidas publicitadas o superficiales que crean una atmósfera de seguridad que solo puede lograr la apariencia de mayor seguridad. Si bien los procesos de seguridad reales se pueden medir en función de la probabilidad de varios riesgos y de qué tan equipado está un grupo para manejarlos, el teatro de seguridad se basa en un sentimiento psicológico. El término fue acuñado por primera vez por el experto en seguridad informática, Bruce Schneier, y desde entonces se ha adaptado para describir una variedad de escenarios.
Sin ninguna base matemática, las personas pueden tener reacciones psicológicas a su evaluación de los riesgos potenciales en sus vidas y circunstancias. En muchas situaciones, estos pueden incluso estar muy lejos de la probabilidad calculada real de estos riesgos. Un individuo puede sentirse más fuertemente expuesto a ciertos tipos de amenazas que otros en función de la información que consumen sobre ese tipo de riesgos y sus prejuicios personales sobre ellos. El teatro de seguridad es el intento deliberado de crear sentimientos más positivos de seguridad, incluso en ausencia total de medidas de implementación que realmente mejoren la seguridad.
La psicología de las medidas del teatro de seguridad puede tener efectos positivos o adversos. Pueden tener un efecto positivo al ayudar a frustrar la propagación del miedo innecesario, pero al mismo tiempo, una falsa sensación de seguridad podría hacer que las personas estén menos en guardia de lo que normalmente estarían, reduciendo su seguridad.
Ejemplos de teatro de seguridad
Algunos ejemplos de medidas que se consideran teatro de seguridad en lugar de seguridad auténtica incluyen:
- Guardias de seguridad cuyas armas contienen focos.
- Elaborar sistemas de seguridad aeroportuaria que den la impresión de ser más completos de lo que realmente son, como búsquedas individuales aleatorias.
- Cámaras de seguridad ficticias que no capturan ni transmiten imágenes reales.
- Sistemas informáticos que ocultan las funciones de su sistema para que parezcan menos vulnerables a los ataques.
- Políticas de seguridad de contraseñas que no son reforzadas por el personal de TI.
- Acceso al edificio que se otorga mediante una placa de identificación.
- Sellos a prueba de manipulaciones en frascos de pastillas o productos empaquetados.
Algunas de estas medidas pueden tener un pequeño beneficio para la seguridad, pero en última instancia, las medidas de teatro de seguridad tienen más que ver con hacer que las personas se sientan mejor. En cada uno de estos casos, la medida de seguridad se puede eludir con bastante facilidad. Por ejemplo, un delincuente podría hacer una copia de una placa de identificación. Sin embargo, en general, el público aún se siente mejor con una barrera de seguridad superficial porque aún puede mejorar la probabilidad de que las personas involucradas se mantengan a salvo.