La prueba de la realidad es una verificación que se realiza para tratar de determinar si el pensamiento de alguien se ajusta a la percepción general de lo que es real. Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis, originó las pruebas de realidad. Desde la época de Freud, la idea de que la realidad objetiva existe ha perdido vigencia, y especialmente la idea de que cualquier individuo podría aprehenderla.
Hoy en día, las pruebas de realidad se utilizan principalmente como un enfoque que ayuda a los clientes a explorar cómo sus creencias y sesgos cognitivos podrían estar frenando. El sesgo de negatividad, por ejemplo, lleva a las personas a dar más importancia a los eventos e información negativos que a los positivos. El sesgo de confirmación lleva a las personas a prestar más atención a la información que parece alinearse con sus creencias y opiniones actuales y a interpretar la información entrante a través de ese filtro. Si esas creencias son contraproducentes, su confirmación solo puede aumentar el efecto negativo.
Aunque la realidad existe, es un sistema extremadamente complejo que está mucho más allá de la capacidad humana de comprensión. Debido a que la realidad no es objetivamente observable, en realidad no es posible determinar si la perspectiva de un individuo es precisa. Las pruebas de la realidad solo pueden explorar si las creencias de un individuo se alinean o no con las creencias generalmente aceptadas dentro de una población o cultura determinada.