El pensamiento mágico es un patrón cognitivo ilógico en el que las personas se involucran en ideas y proyectos a pesar de la falta de evidencia de que sean viables y, a veces, a pesar de la evidencia sólida y fácilmente disponible de que no lo son.
El pensamiento mágico está estrechamente relacionado con las ilusiones. El término surgió por primera vez en psicología, para describir la forma en que los niños y algunos adultos atribuyen erróneamente relaciones causales entre fenómenos donde no existen, o creen que sus pensamientos, creencias y deseos pueden afectar o afectar eventos.
En el ámbito de la tecnología, la burbuja de las puntocom en los primeros años de Internet es un buen ejemplo de una época en la que el pensamiento mágico venció a las personas. La startup ocasional tuvo un desempeño espectacular y los indicios eran claros de que el crecimiento de Internet iba a ser fenomenal y sostenido. Esos factores llevaron a algunos especuladores a sobrevalorar las nuevas empresas de TI e invertir mucho sin evaluar cuidadosamente los planes comerciales o aplicar métricas estándar. Sin embargo, por cada Google o Amazon, hubo miles de nuevas empresas que no llegaron a ninguna parte.
Según algunos expertos de la industria, el pensamiento mágico está creando actualmente otra burbuja tecnológica, con inversores que buscan nuevas empresas de alto potencial (a veces denominadas unicornios) relacionadas con tendencias como la economía colaborativa y el Internet de las cosas (IoT).
El pensamiento mágico puede causar serios problemas. En el caso de una burbuja tecnológica, por ejemplo, los inversores imprudentes pueden perder mucho dinero. Al igual que con otros tipos de errores cognitivos, las medidas preventivas incluyen mantener una actitud escéptica, examinar los datos disponibles y practicar el pensamiento crítico.