Pensamiento crítico

El pensamiento crítico es la capacidad de ser objetivo, racional y analítico sobre temas, situaciones y problemas cognitivos. Como proceso, el pensamiento crítico es el esfuerzo continuo para mejorar nuestras habilidades cognitivas en esa capacidad.

La capacidad de pensamiento crítico varía significativamente de una persona a otra, pero puede aumentarse mediante el esfuerzo y la educación. La primera área a explorar son nuestros propios procesos cognitivos para comprender las formas en las que tendemos a equivocarnos.

Los sesgos cognitivos son tendencias en nuestros procesos de pensamiento que nos llevan a tomar decisiones irracionales. Los sesgos a menudo son el resultado de nuestra aplicación inconsciente de heurísticas, atajos cognitivos que usamos para evitar poner mucho esfuerzo en pensar en las cosas. El sesgo de disponibilidad, por ejemplo, es la tendencia humana a pensar que los ejemplos de cosas que vienen fácilmente a la mente son más representativos de lo que realmente son. El sesgo de confirmación, otro tipo de error, es nuestra tendencia a depositar demasiada fe en materiales que apoyan nuestras propias creencias y actitudes, buscando esos materiales y evitando los que nos desafían. El sesgo egoísta es nuestra tendencia a ver nuestras propias actividades de manera positiva e interpretar datos ambiguos de una manera que se adapte a nuestros propios propósitos.

La historia registrada del pensamiento crítico se remonta a Sócrates, en la antigua Grecia. El método de enseñanza socrático implica proporcionar a los estudiantes preguntas y someter todas las respuestas a un proceso riguroso que incluye preguntas adicionales diseñadas para probar la validez de esas respuestas. El método socrático todavía se considera una herramienta poderosa para fomentar la capacidad de pensamiento crítico.

La Fundación para el Pensamiento Crítico ofrece sugerencias para mejorar nuestra capacidad a través del cuestionamiento, investigando:

  • Objetivos y propósitos.
  • Conceptos e ideas clave.
  • La naturaleza del problema o pregunta.
  • Si la información disponible es adecuada.
  • Si hay interpretaciones alternativas que deben considerarse.
  • Si se han hecho suposiciones injustificadas.
  • Las posibles implicaciones y consecuencias de una determinada solución.
  • Perspectivas alternativas.

El pensamiento crítico a veces se contrasta con el pensamiento creativo, que implica apertura, curiosidad, imaginación e innovación. Sin embargo, los dos modos de pensamiento son complementarios en lugar de conflictivos, y ambos son importantes en un entorno empresarial. 

Charla TED-ED de Samantha Agoos, Cinco consejos para mejorar su pensamiento crítico: