El experimento de Milgram es un famoso estudio psicológico que explora la voluntad de los individuos de seguir las órdenes de las autoridades cuando esas órdenes entran en conflicto con el propio juicio moral del individuo. El psicólogo Stanley Milgram comenzó el estudio de obediencia en Yale en 1961, poco después del inicio del juicio del criminal de guerra nazi Albert Eichmann. La investigación de Milgram fue documentada como "Estudio de comportamiento sobre la obediencia" en 1963 en el Journal of Abnormal and Social Psychology.
Aunque el nombre del investigador siempre estará asociado con el estudio de obediencia, Milgram también es conocido por la investigación con implicaciones menos preocupantes, el experimento del mundo pequeño. En 1967, el psicólogo desarrolló un modelo de distribución para demostrar el fenómeno de los seis grados de separación, según el cual cualquier persona del planeta puede conectarse con cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de no más de cinco intermediarios.
El estudio
Milgram dijo que desarrolló su investigación para responder a la pregunta: "¿Podría ser que Eichmann y su millón de cómplices en el Holocausto solo estaban siguiendo órdenes?" En el experimento, los sujetos pensaron que estaban administrando descargas eléctricas a los "estudiantes" que no respondieron correctamente. En realidad, los alumnos formaban parte del equipo de investigación.
A los sujetos del experimento se les dijo que estarían operando un generador de descargas con gradaciones que iban desde Choque leve hasta Peligro: Choque severo. A pesar de los "aprendices" que actuaron como si estuvieran experimentando signos claros de malestar y angustia, la mayoría de los sujetos continuaron siguiendo instrucciones para administrar descargas, incluso la descarga máxima, que podría ser fatal.
Los exámenes más recientes de la investigación de Milgram realizados por Gina Perry indican que solo alrededor de la mitad de los participantes estaban completamente convencidos de que estaban administrando descargas y que el 66 por ciento de esos participantes se negaron a cumplir. Sin embargo, incluso ese nivel de cumplimiento tiene implicaciones preocupantes para el comportamiento humano bajo una autoridad poco ética.
Aplicaciones del experimento de Milgram en los negocios
En los negocios, las implicaciones del estudio tienen relevancia para varias áreas, incluida la gestión de recursos humanos. Por ejemplo, a los candidatos a puestos de autoridad se les debe enseñar contramedidas para la obediencia ciega. Tales contramedidas incluyen el fomento del pensamiento crítico apoyado por un grado de autonomía entre los empleados.
El experimento de Milgram también es relevante para el desarrollo de software y la ética de la IA. En el caso de este último, la IA podría, por ejemplo, estar programada con un código de conducta y con prioridades ponderadas que reemplazarían cualquier instrucción contradictoria.