El espionaje industrial es la práctica encubierta y, a veces, ilegal de investigar a los competidores para obtener una ventaja comercial. El objetivo de la investigación puede ser un secreto comercial, como una especificación o fórmula de producto patentado, o información sobre planes comerciales. En muchos casos, los espías industriales simplemente buscan cualquier dato que su organización pueda explotar en su beneficio.
Un espía industrial puede ser una amenaza interna, como un individuo que ha obtenido un empleo en la empresa con el propósito de espiar o un empleado descontento que intercambia información para obtener ganancias personales o venganza. Los espías también pueden infiltrarse mediante tácticas de ingeniería social, por ejemplo, engañando a un empleado para que divulgue información privilegiada.
Los espías a veces violan físicamente la organización objetivo e investigan las instalaciones. En ese caso, un espía podría buscar en la papelera o copiar archivos o discos duros de computadoras desatendidas. Cada vez más, la intrusión se produce a través de la red corporativa. Por lo general, se lleva a cabo un ataque dirigido para obtener acceso inicial a la red y luego se lleva a cabo una amenaza persistente avanzada (APT) para el robo continuo de datos. La capacidad de los teléfonos móviles para grabar y transmitir también puede explotarse dejando un teléfono en una sala de juntas, por ejemplo, y supervisando una reunión de forma remota. Los dispositivos de grabación también están ocultos en una variedad de elementos, incluidos anteojos, bolígrafos y memorias USB.
El espionaje industrial es distinto de la inteligencia competitiva (CI), que se limita a la recopilación de información disponible públicamente.