La escritura continua es un método de almacenamiento en el que los datos se escriben en la memoria caché y en la ubicación de la memoria principal correspondiente al mismo tiempo. Los datos almacenados en caché permiten una rápida recuperación bajo demanda, mientras que los mismos datos en la memoria principal aseguran que no se pierda nada si ocurre una falla, falla de energía u otra interrupción del sistema.
Aunque la escritura directa minimiza el riesgo de pérdida de datos, cada operación de escritura debe realizarse dos veces y esta redundancia lleva tiempo. El programa de aplicación activo debe esperar hasta que cada bloque de datos se haya escrito tanto en la memoria principal como en la caché antes de iniciar la siguiente operación. Por tanto, el "seguro de datos" se produce a expensas de la velocidad del sistema.
La escritura directa es el método preferido de almacenamiento de datos en aplicaciones donde no se puede tolerar la pérdida de datos, como la banca y el control de dispositivos médicos. En aplicaciones menos críticas, y especialmente cuando el volumen de datos es grande, un método alternativo llamado reescritura acelera el rendimiento del sistema porque las actualizaciones normalmente se escriben exclusivamente en la caché y se respaldan en la memoria principal solo a intervalos específicos o bajo ciertas condiciones.