Campo magnético

Un campo magnético se genera cuando los portadores de carga eléctrica, como los electrones, se mueven a través del espacio o dentro de un conductor eléctrico. Las formas geométricas de las líneas de flujo magnético producidas por portadores de carga en movimiento (corriente eléctrica) son similares a las formas de las líneas de flujo en un campo electrostático. Pero existen diferencias en las formas en que los campos electromagnéticos y magnéticos interactúan con el medio ambiente.

El flujo electrostático está impedido o bloqueado por objetos metálicos. El flujo magnético atraviesa la mayoría de los metales con poco o ningún efecto, con ciertas excepciones, en particular el hierro y el níquel. Estos dos metales, y las aleaciones y mezclas que los contienen, se conocen como materiales ferromagnéticos porque concentran líneas magnéticas de flujo. Un electroimán es un buen ejemplo. Una bobina de núcleo de aire que transporta corriente continua produce un campo magnético. Si un núcleo de hierro se sustituye por el núcleo de aire en una bobina determinada, la intensidad del campo magnético aumenta considerablemente en las inmediaciones de la bobina. Si la bobina tiene muchas vueltas y transporta una gran corriente, y si el material del núcleo tiene propiedades ferromagnéticas excepcionales, la densidad de flujo cerca de los extremos del núcleo (los polos del imán) puede ser tal que el electroimán pueda usarse para captar y mover coches.

Cuando los portadores de carga se aceleran (en lugar de moverse a velocidad constante), se produce un campo magnético fluctuante. Esto genera un campo eléctrico fluctuante, que a su vez produce otro campo magnético variable. El resultado es un efecto de "salto de rana", en el que ambos campos pueden propagarse a grandes distancias a través del espacio. Este campo sinérgico se conoce como campo electromagnético. Este es el fenómeno que hace posible la transmisión y las comunicaciones inalámbricas.